Yo sabía que tú no me ibas a perder, que amarte era prolongar el dolor, llevar la boca muerta y las manos arriba. Sabía que los helechos en mi camino estaban secos, que existe para condenarme, para que pueda caminar, poner la boca de este presente, del agua en mi pecho, de lo poco en lo que creo y me basta. Yo sabía que no me ibas a perder, porque la sangre no era tuya, porque el pasillo a oscuras no daba a tu puerta, porque no fuiste tú quien llegó tarde, querido, a amor.
De La matemática de los Cipreses
XII
Lo veo dormir Nos tocan las palabras hondo. Nos sembramos para siempre uno en el otro.
Nadie nos salvará. Nadie puede borrarnos el mordido, el olor a coco, los labios, los domingos.
No puedo ser.
Toda la sal del mundo cayó sobre la mesa.
De Quebrantos
LX
El hombre se desnuda por toda la casa. Se mece, prepara el café, enciende la televisión, bebe un poco de agua. No me ama lo sé, sigo viva. La cena no siempre es en la boca, me cuenta su parte de la historia, se arrodilla, lo levanto, el mentón, nos mentimos. Pasan dos años. El hombre llora, como un niño llora. Me niega, tres veces me niega, luego me acaricia. Vuelve con girasoles en una bolsa roja, me planta su ternura en la cocina. Lo miro, trae un caballo, sin montura, trae un caballo.
El hombre sabe que el abrazo pequeño me conmueve, me entrega un temblor. Viene a decir que el mar, sus altas olas, sus orillas, no son imaginaciones nuestras. El hombre se duerme sin dar la batalla, la noche se quiebra junto al pecho, el pecho queda solo. No hay nada más triste que la soledad de un pecho que pueda ser amado. La noche sobrevive, el hombre no, el hombre se mueren las caricias.
A oscuras, todo es tan claro.
Sin manos
sin piedritas calientes
contra la pared
con la boca cerrada
en las almendras que me dieron la noche
descalza
en la furia
a pecho abierto
sin sonrojo
con todo lo que era tuyo en los labios
en el tallo
yo te amaba
De Con Truman o sin ti
Gabriela Rosas. Caracas – Venezuela. Poeta y narradora. Ha publicado los poemarios La mudanza (1999) y Agosto interminable (2008) con la Editorial Eclepsidra; Blandos (2013) con el Taller Editorial El Pez Soluble, y Quebrantos, en la colección Légamos de Ediciones del Movimiento, 2015.
Poemas suyos han sido traducidos al italiano, al catalán, al portugués y al griego. Ganadora del Primer Premio Nacional de Poesía para Jóvenes Juan Antonio Pérez Bonalde (1995) y ganadora del Primer Premio de la Bienal Nacional de Literatura Lydda Franco Farías (2014) mención poesía.
Ha sido traducida al italiano, griego, alemán, inglés, catalán, italiano y portugués.Colabora con medios impresos y digitales de Venezuela y otros países. Es editora del Stand Up Poetry del portal Inspirulina y de la sección de Joven Poesía de Venezuela en Letralia. @Magarosas