En su nueva novela La Casa de las Amapolas, Desirée Ruiz nos sumerge en un relato lleno de misterio, dolor y esperanza. Ambientada en un aislado refugio en la Sierra del Albarracín, la historia explora la desaparición de dos jóvenes, cuyo enigma marca profundamente a los personajes que quedaron atrás. A través de una narrativa envolvente, la autora teje una trama de secretos, relaciones complejas y segundas oportunidades, invitando al lector a reflexionar sobre el duelo y la capacidad de superación.
Para empezar, ¿recuerdas el momento exacto en el que surgió la idea de esta novela? Me ha parecido fascinante, porque mezcla el dolor, el misterio y también el amor, incluyendo esas segundas oportunidades. ¿Hubo algo que te inspirase especialmente?
En realidad, todo comenzó con la idea de una casa en medio de la naturaleza, un lugar donde se pudiera vivir un misterio. Desde el principio, mi primera imagen fue la casa y el ambiente. Quería que la historia transcurriera de manera pausada, en contraste con la vida tan acelerada que llevamos. Me interesaba que el misterio se desarrollara con esa cadencia más lenta.
Por eso, el primer germen de la historia fue La Casa de las Amapolas, que está situada en la Sierra del Albarracín. Desde ahí, empecé a construir la novela. Pero la base siempre fue la misma: quería una historia de misterio e intriga entre mujeres que vivieran en una casa apartada de la sociedad y del ritmo frenético de la vida cotidiana.
La desaparición de dos chicas es el eje de la historia. ¿Cómo ha sido construir una trama en la que la ausencia pesa más que la presencia?
La desaparición me pareció un punto de partida muy potente. Desde el principio, efectivamente, desaparecen dos chicas, y durante 25 años no se sabe nada de ellas. Esa ausencia ha sido relativamente fácil de construir porque creo que, en la realidad, una desaparición de este tipo impregna por completo la vida de quienes rodeaban a esas personas.
En la historia, no se sabe si las chicas han muerto o si siguen con vida, pero lo que está claro es que no hay ninguna noticia de ellas. Eso impide que los personajes puedan cerrar el duelo, lo que genera una carga emocional constante. Durante todos esos años, la ausencia sigue presente en la vida de quienes quedaron atrás, marcando profundamente a personajes como Maya, que es más joven y no lleva ese peso de la misma manera que los demás, pero que aun así se ve afectada por ello.
Al escribir la novela, ¿qué surgió primero: el misterio, los personajes o el paisaje? Porque el entorno es muy envolvente desde las primeras páginas.
Lo primero fue, sin duda, el paisaje y la casa. Me imaginé ese lugar y, a partir de ahí, construí la historia. Luego vinieron los personajes, incluso antes que la trama. Siempre trabajo primero en los personajes, dándoles una identidad muy definida y profundizando en su psicología. Para mí, es esencial que tengan características bien trabajadas, porque eso hace que su historia fluya de manera más natural. Dependiendo de cómo sea un personaje, tiene más sentido que viva en cierto entorno o que le suceda una cosa u otra. En este caso, los personajes principales fueron los primeros que creé: Flora, Aurora, Blanca… A partir de ellos, la historia tomó forma.
¿Te ha resultado difícil equilibrar el tono melancólico con ese tono esperanzador que también está presente en la historia?
Difícil no, porque era exactamente lo que quería hacer. Desde el principio tuve claro que debía haber tristeza, porque es una historia con tragedia, con intriga y con secretos que pesan. Pero también quería que hubiera esperanza, la posibilidad de un nuevo comienzo, de luz.
Por eso elegí ese entorno: un lugar hermoso, lleno de color y de luz, pero que al mismo tiempo tiene zonas de sombra, espacios que cobijan los silencios. La casa en la historia funciona como un refugio, un lugar en el que uno querría quedarse, pero que también esconde sus propias sombras.
Si ahora mismo alguien se encontrara en una librería con tu novela, ¿por qué le recomendarías leerla?
Se lo recomendaría porque es una historia de misterio y de intriga, pero sobre todo de secretos. Creo que atrapa desde el principio y que el lector sentirá la necesidad de descubrir más a medida que avanza. Hay giros inesperados, sorpresas constantes, pero también mucha profundidad emocional.
Además, es una novela que explora las relaciones humanas, especialmente entre personajes femeninos. Y la ambientación es muy sensorial: quiero que el lector no solo imagine la casa, sino que la sienta, que casi pueda tocarla y respirar su atmósfera.
¿Tienes algún personaje al que le guardes un cariño especial?
Sí, hay muchos personajes a los que les tengo especial cariño. Flora, en particular, fue muy difícil de construir, porque creo que es el personaje más complejo de la novela. Es una mujer fuerte, seca, dura, pero al mismo tiempo está llena de silencios y de dolor. Es alguien capaz de hacer muchas cosas por amor. Parece una cosa, pero es otra. Tiene muchas capas, y eso hizo que su desarrollo fuera un reto.
Si tuviera que elegir otro personaje al que le tengo mucho cariño, diría Silvia. Es un personaje secundario, pero me encanta. Silvia es como una especie de "personaje medicina", una persona que irradia luz y que sirve de contrapunto a todo el drama que se vive en la casa. Me parece que aporta algo muy especial y necesario en la historia.
En esta novela, la mayoría de los personajes son mujeres. ¿Por qué tomaste esa decisión?
En general, en mis novelas, los personajes que llevan el peso de la historia suelen ser femeninos. Quizá porque me siento más cómoda escribiendo sobre mujeres y comprendo mejor la psicología femenina. En este caso, además, era fundamental explorar las relaciones entre ellas, especialmente las relaciones generacionales: madres e hijas, abuelas y nietas, amigas... A veces, estos lazos pueden ser muy complejos, sobre todo cuando hay grandes diferencias entre ellas. Disfruto mucho explorando la psicología femenina, aunque también hay personajes masculinos con importancia y peso en la historia.
Para construir la trama, ¿tuviste que investigar sobre desapariciones o sobre el duelo?
Más que sobre desapariciones en sí, me documenté especialmente sobre la gestión del duelo y sobre cómo reaccionan las personas con una sensibilidad extrema ante determinadas circunstancias. Intento documentarme bien para no caer en contradicciones y para que la historia resulte creíble al lector. Siempre busco información sobre lo que estoy escribiendo, porque es fundamental que la narración tenga solidez y coherencia.
¿Cómo ha sido la experiencia de publicar con este sello editorial?
Estoy muy contenta y súper agradecida con ellos. Han hecho un trabajo maravilloso. Por ejemplo, la elección de la portada me ha parecido preciosa. Pero no solo es estéticamente bonita, sino que han sabido captar perfectamente la esencia de la historia. Es una imagen evocadora, pero también inquietante, lo que refleja muy bien el alma de la novela.
Mi historia tiene una ambientación envolvente, intimista, pero también está llena de misterio, secretos e intriga. Creo que la portada transmite todo eso de manera perfecta. Además, el trabajo de edición ha sido impecable, así que estoy encantada con ellos.
Muchos artículos han definido tu escritura como luminosa, melancólica y envolvente. ¿Cómo describirías tú tu estilo narrativo?
Mi intención siempre es que la prosa sea bella. Algunas personas han hablado de mi estilo como una prosa lírica o poética. No sé si yo la definiría así, pero sí intento cuidar mucho el lenguaje, elegir las palabras adecuadas y crear imágenes evocadoras y sensoriales.
No se trata solo de contar una historia, sino de hacerlo de una forma que envuelva al lector, que lo haga sentir dentro de la casa, dentro de ese ambiente. Creo que eso es lo que hace que la historia cobre más vida y tenga más impacto emocional, más allá de la trama en sí.
¿Quiénes son tus referentes literarios? ¿Has tomado inspiración de alguno de ellos para esta novela?
Leo muchísimo y de todo, pero mis verdaderos referentes, los libros que releo constantemente, son las hermanas Brontë. De hecho, algunos lectores me han comentado que han visto ciertos matices de su estilo en mi novela, lo cual tiene sentido porque he leído sus obras muchas veces.
También releo a Edgar Allan Poe y Elizabeth Gaskell, que son autores que me han influenciado mucho. Y aunque pueda parecer un poco distinto, también disfruto y releo novelas de Agatha Christie, entre otras muchas. Creo que en mi escritura se pueden notar esos matices de una narrativa más clásica.
Después de escribir este libro, ¿qué piensas sobre el duelo? ¿Crees que se puede superar o simplemente se aprende a vivir con él?
Creo que depende de las circunstancias, del tipo de duelo y de la persona que lo enfrenta. Hay dolores que nunca desaparecen del todo, que nunca se pueden eliminar completamente. Lo único que se puede hacer es avanzar con ellos.
Esa es también una de las ideas centrales de la novela: aunque el dolor sea profundo y sucedan cosas muy duras, siempre existe la posibilidad de seguir adelante. Siempre hay una esperanza, una oportunidad para renacer y empezar de nuevo. Al final, la capacidad de superación es clave en la historia.
Sin hacer mucho spoiler, ¿cuál dirías que es el pasaje más poderoso de la novela o tu favorito?
Es difícil elegir solo uno porque disfruté mucho escribiendo toda la novela. Pero si tuviera que destacar alguno, mencionaría una escena de tormenta en la que aparece un personaje que luego se vuelve muy importante. Esa escena transcurre en plena Sierra de Albarracín y me encantó escribirla por la ambientación. También hay otra tormenta más adelante en la historia que está relacionada con ese mismo personaje y que me gustó mucho por su fuerza narrativa.
Y, por supuesto, hay un pasaje hacia el final de la novela que considero muy poderoso. Me parece especial por la carga sensorial que tiene: creo que el lector puede sentir la tormenta, el agua, la tensión del personaje completamente empapado… Son escenas en las que la atmósfera es tan intensa que casi se pueden vivir.
¿Cómo ha evolucionado tu escritura desde tu primer libro hasta este?
Ha habido una evolución clara, sobre todo desde mis primeras novelas. Mi primera novela la escribí a lo largo de muchos años, sin una continuidad real: la comencé, la dejé, la retomé diez años después… Y eso se nota en la escritura. Con el tiempo, he ido puliendo mi estilo sin perder mi esencia, pero haciéndolo más preciso y depurado.
La evolución se percibe especialmente entre mi primera y mi segunda novela, y luego entre la segunda y mis dos novelas más recientes. En estas últimas, siento que mi estilo ya está mucho más definido y consolidado.
¿Dirías que esta ha sido la novela más difícil que has escrito hasta ahora?
No diría que ha sido la más difícil, pero sí es la que más me gusta de todas las que he escrito hasta ahora. Supongo que es algo habitual, que el último proyecto en el que has trabajado se convierta en tu favorito.
Sin embargo, a nivel emocional, esta historia ha sido más exigente. Me he tenido que poner en la piel de personajes que sufren mucho y que enfrentan decisiones realmente difíciles, decisiones que incluso yo, personalmente, no sabría cómo tomar. Eso hizo que el proceso de escritura fuera más intenso, pero al final creo que la historia quedó con un cierre redondo, como yo quería.
¿Tienes en mente escribir otra historia con esta misma carga emocional o vas a cambiar de registro?
Me gusta este tipo de historias porque es lo que disfruto tanto leyendo como escribiendo. Siempre me atraen las novelas con un misterio o una intriga, aunque no sean thrillers ni novelas policíacas. No hay una investigación policial en mis libros, pero sí un secreto del pasado que impulsa la trama y mantiene la tensión.
También disfruto construyendo personajes femeninos potentes, con personalidades muy distintas entre sí, y explorando la carga emocional de la historia. Me interesa que haya un buen ritmo narrativo, pero también que el lector pueda sumergirse en las emociones de los personajes.
Así que sí, la idea es seguir en este registro. Es lo que más me apasiona escribir y espero que los lectores lo disfruten tanto como yo.
¿Cuáles son tus planes para los próximos meses? ¿Seguirás con la promoción o ya estás escribiendo algo nuevo?
Todavía no he empezado a escribir, pero ya estoy barajando una idea para la próxima novela. Lo que más me cuesta siempre es arrancar: primero tengo que estudiar bien a los personajes y luego ir definiendo la trama. En los próximos meses, estaré muy centrada en la promoción. Tengo varias entrevistas y presentaciones: la semana que viene estaré en Castellón y Zaragoza, y también firmaré ejemplares en la Feria del Libro de Castellón y en Geldo.
Es un periodo muy intenso, con muchas actividades que seguramente no me dejarán tiempo para escribir todavía, pero lo estoy disfrutando muchísimo. Estoy muy contenta con todo lo que está pasando con la novela.