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La artista argentina deslumbró en su primera actuación en Sevilla con un espectáculo vibrante y emocional en la Sala Pandora. Con su carisma arrollador, guiños al acento andaluz y una inesperada pedida de mano entre el público, Lali firmó una de las noches más memorables de su Lali Tour 2025.
La capital andaluza vivió anoche una de esas noches que quedan en la memoria colectiva del público pop. Lali Espósito, una de las artistas argentinas más potentes de su generación, ofreció por primera vez un concierto en Sevilla, dentro de su aclamado Lali Tour 2025, y el resultado fue una fiesta total: energía desbordante, entrega absoluta y una conexión inmediata con el público que llenó por completo la Sala Pandora.
Desde el primer acorde, Lali marcó el pulso de lo que sería un espectáculo sin tregua. El inicio con N5 fue una declaración de intenciones: luces estroboscópicas, cuerpo de baile afilado y una artista que se mueve con la seguridad de quien domina el escenario sin esfuerzo. A lo largo del concierto, el repertorio combinó sus grandes éxitos —Disciplina, Obsesión, Boomerang, Soy— con momentos más íntimos en los que la cantante bajó el ritmo para conectar de cerca con su público.
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El público sevillano, entusiasta y participativo, acompañó cada tema coreando y aplaudiendo sin descanso. Lali, por su parte, correspondió con humor y carisma, demostrando una espontaneidad que se ganó a la audiencia desde el primer instante. Uno de los momentos más comentados llegó cuando la artista intentó —con notable entusiasmo— imitar el acento andaluz, pronunciando entre risas un improvisado “¡Ohtia!” que provocó una oleada de carcajadas y aplausos. “¡Qué energía, Sevilla, me quiero quedar acá!”, exclamó segundos después, visiblemente emocionada por la respuesta de la sala.
Pero la noche aún guardaba un momento inesperado que convirtió el concierto en algo único. Hacia el final del show, cuando Lali se disponía a presentar uno de sus últimos temas, una pareja entre el público protagonizó una pedida de mano en plena sala. La cantante detuvo la música, pidió que se encendieran las luces y, entre risas y lágrimas, celebró la escena con un cálido abrazo y palabras de cariño: “Esto es el amor, y me encanta que pase aquí”. La ovación fue unánime, y la pareja se fundió en un beso mientras Lali improvisaba una dedicatoria musical que cerró el episodio con un tono entrañable.
El apartado visual del espectáculo fue otro de los puntos fuertes. Pantallas LED de alta definición, proyecciones en movimiento, cambios de vestuario brillantes y coreografías sincronizadas dieron forma a un montaje de nivel internacional, sin perder la cercanía que caracteriza a la artista. Cada bloque del concierto tuvo su propia atmósfera: desde la explosión pop inicial hasta los momentos más sensuales o introspectivos del tramo medio, pasando por un cierre que combinó euforia, baile y mensaje de empoderamiento.
En lo musical, Lali demostró una vez más por qué es una de las voces más versátiles del pop latino actual. Su control vocal se mantuvo impecable incluso en los pasajes más exigentes, y su capacidad para alternar entre la interpretación intensa y la complicidad con el público reforzó su dominio escénico.
El concierto de Sevilla fue mucho más que una parada en la gira: fue una declaración de amor mutua entre Lali y su público andaluz. La artista prometió volver pronto, y a juzgar por la reacción de la audiencia, su regreso será recibido con los brazos abiertos.
Una noche redonda, llena de ritmo, emoción y espontaneidad, que confirmó a Lali como una de las grandes figuras del pop hispano contemporáneo.
