Con la publicación de su primer Middle Grade, Paula Gallego se adentra en una nueva etapa de su carrera literaria. Tras dejar atrás la docencia, la autora explora el mundo mágico de Lilium y sus mataquimeras, una saga que combina fantasía, acción y ternura. En esta entrevista nos cuenta cómo nació la historia, qué la inspira y cuáles son los retos de escribir para un público joven sin renunciar a la profundidad de los grandes dilemas.
Para empezar, muchas gracias por la entrevista. La primera pregunta que me gustaría hacerte es: ¿en qué etapa profesional dirías que te encuentras ahora mismo?
Pues en una etapa de muchos cambios. Ha coincidido la publicación de mi primer Middle Grade con el momento en el que dejé mi trabajo como docente. Es una etapa diferente, pero que me ilusiona mucho. También estoy disfrutando de mi primera edición especial y de mi primera edición ilustrada, así que pinta bastante bien.
¿Qué fue lo que te inspiró a crear el mundo de Lilium? ¿Hubo alguna experiencia personal o lectura que influyera directamente?
En realidad esta historia nació como otro tipo de novela, más adulta, que nunca llegué a terminar. Cuando me propusieron escribir algo para Salamandra pensé que adaptarla a un público más joven podía ser muy interesante, y de ahí surgió.
La protagonista, Annie, tiene un don único. ¿Cómo desarrollaste el paralelismo entre los mataquimeras y su relación con las criaturas invisibles?
Es difícil responder sin hacer spoilers, pero quería reflejar que lo que no entendemos o no vemos puede darnos mucho miedo. Siempre hay personas con más empatía o sensibilidad que comprenden mejor esas diferencias. La historia plantea una reflexión sobre el miedo y cómo lo desconocido, aunque no siempre esté justificado, puede convertirse en enemigo.
El gremio de Lilium me llamó mucho la atención: es caótico pero entrañable. ¿Está inspirado en algún grupo de amigos tuyos o en experiencias pasadas?
Mis amigas son bastante caóticas y muy distintas entre sí, aunque somos muy unidas. Pero también me inspiré en el gremio de un anime japonés, Fairy Tail, que tiene ese mismo espíritu caótico y divertido.
Hablando del proceso de escritura, ¿qué fue primero: el mundo, los personajes o la trama?
Primero fue el mundo, concretamente la premisa de los monstruos invisibles. Luego vinieron los personajes y la trama. Lo curioso es que normalmente en mis novelas primero conecto con los personajes, pero esta vez sucedió al revés.
¿Cómo lograste equilibrar acción, misterio y humor sin perder el ritmo del libro?
Fue el mayor reto. El público infantil es muy exigente: hay que engancharlo desde el principio. Yo estoy acostumbrada a escribir novelas adultas muy extensas, pero aquí tuve que contenerme, aprender a decir lo mismo con menos palabras y mantener un ritmo ágil. Quería que siempre pasara algo, ya fuera acción visual o crecimiento emocional de los personajes.
¿Ha sido este tu libro más profundo?
No me atrevería a decirlo, pero sí ha sido uno de los más difíciles de escribir.
¿Cómo surgió la relación entre Annie y Kian, y cómo evolucionó durante la escritura?
Quería escribir un primer romance muy tierno, de descubrimientos. Nace de la amistad y evoluciona poco a poco. Aunque tenía la novela planificada, los personajes me sorprendieron en el camino y disfruté mucho escribiéndolos.
¿Tienes algún personaje favorito o con el que más te identifiques?
Me identifico con dos mataquimeras del gremio Lilium que tienen mi edad, 28 y 29 años. Funcionan como hermanos mayores de los protagonistas, pero a veces se equivocan al dar consejos. Eso me gusta: que no tengan todas las respuestas.
¿Querías transmitir algún mensaje concreto a los jóvenes lectores?
Me encantaría que esta historia les planteara dilemas y preguntas sobre su propia realidad. Que se cuestionen lo que saben y lo que no saben.
Volviendo al proceso creativo, ¿cómo sueles escribir? ¿Usas playlists, cuadernos…?
Tengo varios cuadernos divididos por apartados: personajes, ambientación, documentación… También me hago mis propias playlists y uso tableros de Pinterest, aunque ahora con tanta imagen de IA es más complicado. Según la escena, necesito silencio o música.
El final deja preguntas abiertas. ¿Lo resolverás en un próximo libro?
Sí, es una saga. Ya estamos trabajando en el segundo.
¿Qué podemos esperar en esa continuación?
Seguirá justo donde termina el primero. Habrá más mataquimeras, nuevas criaturas, problemas morales y misterios por resolver.
Si te encontraras con un lector en una librería, ¿por qué le recomendarías tu libro?
Porque tiene mucha fantasía, magia y un romance tierno.
¿Cómo sitúas tu libro dentro de la novela juvenil actual?
Está pensado para lectores a partir de 9 años, pero creo que también pueden disfrutarlo jóvenes mayores e incluso adultos. Es un puente entre la literatura infantil y la fantasía más adulta, con un lenguaje accesible y una extensión corta.
¿A ti te gustaría vivir en Lilium por un día?
Sí, me encantaría. No sé si valdría como mataquimeras porque me darían miedo las quimeras, pero vivir en Lilium sería genial.
¿Hubo alguna escena especialmente difícil de escribir?
El final. Quería que fuera impactante y de revelaciones. Le di muchas vueltas, pero al final quedé satisfecha porque es clave para el resto de la saga.
¿Cuáles son tus referentes literarios?
Me gusta mucho la escritura de Belén Martínez, tan mágica y emocional. También Victoria Álvarez, Victoria Schwab y, en poesía, Federico García Lorca.
La portada es muy llamativa. ¿Qué nos puedes contar sobre ella?
Queríamos un fuego distinto y llamativo, y de ahí surgió la idea del fuego rosa. Tuvimos que modificar la historia para que quedara justificado. También quisimos que la protagonista estuviera en primer plano, con una expresión decidida y fuerte.
Para terminar, ¿cuáles son tus próximos proyectos?
Ya está terminada la escritura del segundo volumen y estamos en el proceso de edición. Además, en octubre publico un libro adulto, Un hombre a medianoche, junto a Stefano Books. Los próximos meses estarán dedicados a la promoción de ambos y a la escritura de una nueva novela que llegará el año que viene.