REVISTA CULTURAL BLANCO SOBRE NEGRO


 

Literatura

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Poemas de Juventud de Carmen Torronteras (VI)

LIII

Me dio la vida en verdad

tristeza, un amor… y amigos.

Me confirió la tristeza

para amar a muy lejitos.

Me dio amigos y esperanza

¡qué orgullo tener amigos!.

Dio luces al corazón

y me apagó los sentidos.

Me hizo volar a los lejos

donde nadie llega invicto

y me regaló un tormento

con un cofre amarillito.

Amarillito de oro,

hecho con muchos suspiros

y una llave que la abre:

el amor que en ti cobijo.

Esta es la vida presente,

la futura llegó…y vino

y me besó con cariño

para mostrar que estás vivo.

 

LIV

¡Qué estupor es la muerte

cuando doblega al poeta!

Se le muere el corazón

y resucitan las letras.

Los sentimientos se escapan

y el estertor se enajena

y los pájaros sollozan

con la muerte del que sueña.

LV

Sentí un día mi envidia

que acortaba las rosas.

Me daba larga vida

y un infierno en la sombra

ensangrentando mi cielo

con alma pulcra y amarga.

La vida sentí un día

morir en precipicio

con un estertor vacuo

y el alma a pleno inicio.

Un día sentí envidia

y lloré a mi destino

porque era aquel,

 mi hermano,

a quien mataba mi abismo.

LVI

Me despojó la vida

de tanta cosa hermosa,

me quitó tantos sueños

de mi color en rosa.

Me hirió tantas veces

Sin saber por qué cosa

que mi alma ya está débil

y mi espíritu a solas.

Me hirió de tantas formas

esta vida de gloria

que las fuerzas las pierdo

y decepciones sobran.

Me despojó la vida

de tantas cosas rosas

que si tú me abandonas

mi vida entera sobra.

 

LVII

Tu aroma vaga en mi vida

y mis ojos en tu tez.

Llevo tu olor en mi pelo

y tus besos en mi piel,

mil mañanas de esperanza

y tu sueño, a flor de miel.

Despertaste a la doncella,

que durmió al atardecer,

con tus ojos de tristeza

y tu boca a pleno arder.

Con el alba de mañana

te trajo el amanecer,

con las flores y los lirios

y en la mano un gran clavel.

 

LVIII

Al acercar tu rostro,

tu mano a mi garganta,

besaba tu mejilla

una vez, y a mil pausas.

Al acercar tu rostro

y besarme el cabello,

al estrechar mi pecho

contra tu firme cuerpo,

 al besarme alocado

y rendirme al completo

mientras mi alma caliente

se entregaba en un beso.

Mientras yo te besaba

y mi cuerpo era fuego

susurraba en voz baja

y sin fuerzas y aliento:

“¡Ámame hasta la muerte…!!.

“¡Mátame con un beso!”.

 

LIX

Mis sueños y pensamientos

forman parte del tormento,

¡qué grandeza es el soñar

y qué inmunda realidad!.

¿Qué es lo real e incierto?

¿Qué es lo puro y lo bello?.

Y ríe el mundo burlón

de los sueños del amor,

de lo eterno y la ilusión

porque no hay nada más sutil

que la verdad de los sueños.

Mundo ingrávido y siniestro

que envenenas mis suspiros

enajenando mi anhelo.

Ni con el último aliento

mataras lo que no muere

aunque muera en el intento.

 

LX

Quiero subir al mundo,

y volar al infinito,

gritando en precipicio.

Oír en un himno

al mundo vencido,

al mundo colmado,

vestido de risas,

de flores hermosas.

A un mundo azulado.

Un mundo cubierto

de sinceros lirios,

de verdades rosas,

de sueños de hadas

y hasta mariposas.

De amor y nobleza,

de un radiante azul

y blanca paloma

que vuela surcando,

sembrando la tierra.

 

              LXI

Allí, donde reside la virtud,

en un lugar desconocido.

Allí, donde la Tierra es Sol

y la Luna es hechizo.

Allí, donde el pan solo es pan

y el vino es manantial cobrizo.

Allí, donde todo es alegre

y lo triste es inaudito.

Allí, donde el aire es suspiro

e inhalo aire puro y limpio.

Allí es donde corre mi alma.

Allí es donde vuela desnuda

Para unirse contigo.

Desnuda que vuela mi alma y

naufraga con rumbo elegido.

Desnuda con crines azules,

de cometa errante

y luceros marinos.

Desnuda, hasta un cielo incierto,

te busco azarosa para estar contigo.

 

LXII

Ámame hasta la muerte,

mi amor, y confina

tu cuerpo y el mío.

Sacia mi sed de tristeza

y alimenta, mi vida,

el amor que ansío.

Bésame con presteza,

mi cielo,

deposita tu cuerpo

en el mío

antes que la vida pase

y cierre tras ella

un velo granate

de amor y erotismo.

Bésame con tus labios

de hombre, delicados,

fuertes y opresivos,

con tus labios

que marcan mi cuerpo

y me dan, por siempre,

el amor que ansío.

Cúbreme con tus brazos

de hombre,

esos fuertes

que ciñes conmigo,

esos brazos

que apresan cintura

y me envuelven rauda

en un leve suspiro.

Ya mi cuerpo

pronuncia tu nombre

y yo yazgo dormida

en un limbo,

en un cielo

de ángel fundido,

paraíso eterno

por estar contigo.

Y a los dos,

nuestros cuerpos trabados,

sin poder separarlos,

unidos,

como un ser que bifurca

en dos seres

que parecen uno,

tu yo, confundidos.

 

       ………………