Hay artistas que hacen canciones. Otros hacen catarsis. Y luego está Violeta Hódar, que transforma lo vivido en refugio para quienes aún no saben cómo ponerle palabras al corazón. Con “II. Contigo”, su nueva balada, que se estrenó esta madrugada. Violeta no solo lanza una canción: abre una puerta hacia lo más íntimo de su universo emocional
Desde su salida de Operación Triunfo 2023, el camino de Violeta Hódar no ha sido el de quien persigue fórmulas, sino el de quien confía en su verdad. Cada paso suyo parece responder a una necesidad interna más que a una estrategia externa. Ya lo demostró con “III. OJALÁ!”, ese primer tema de su nueva era, lleno de luz, de inocencia, de mirada limpia. Ahora, con “II. Contigo”, nos muestra la otra cara de la luna: la herida que se queda cuando el amor no basta.
Una balada sin disfraces
Lo primero que conmueve de “II. Contigo” es su desnudez emocional. No hay fuegos artificiales ni producción grandilocuente. Hay espacio. Espacio para que las palabras respiren, para que la melodía acompañe, para que la voz —esa voz suya, temblorosa pero firme— diga lo que duele sin esconderse. Es una canción que no busca conmover por lo espectacular, sino por lo verdadero. Y eso, en estos tiempos, es más revolucionario que cualquier base electrónica.
La letra no dramatiza. Tampoco endulza. Habla, sencillamente, desde el hueco que deja alguien que se fue, desde ese deseo contradictorio de querer seguir al lado de quien ya no puede —o no quiere— estar. No hay rencor, solo verdad. Y eso la convierte en un espejo. Cada quien puede verse ahí, aunque el nombre sea otro, aunque el contexto cambie.
VIOLETA - II. Contigo (Video Oficial)
Violeta, la artista que no se esconde
Quien haya seguido de cerca a Violeta Hódar desde OT sabe que no está jugando a ser artista: ella es artista. Desde su forma de habitar el escenario hasta la manera en que responde en entrevistas, hay en ella una sensibilidad que no se puede fingir. Es de esas personas que piensan antes de hablar, que sienten antes de actuar, que dudan con honestidad. Y eso también se escucha en sus canciones.
“II. Contigo” no es una estrategia comercial. Es una necesidad emocional. Una especie de carta no enviada, que sin embargo todos podemos leer. Y ese gesto de compartir su intimidad con el mundo la convierte, más que en cantante, en confidente.
Porque hay algo en la forma en que canta —en sus silencios, en su contención, en ese temblor que a veces asoma— que recuerda a las grandes intérpretes que no cantan para brillar, sino para sanar. Y sí: ella brilla, pero desde lo humano, no desde el artificio.
El proyecto: una narrativa emocional en capítulos
Llama la atención que este segundo tema llegue bajo el título de “II. Contigo”, justo después de “III. OJALÁ!”. Un orden inverso, casi poético, que nos hace pensar que lo que Violeta Hódar está construyendo no es solo una serie de canciones, sino una narrativa emocional. Cada título, cada fragmento, parece formar parte de un todo mayor. Como si nos estuviera contando una historia al revés: desde la esperanza hacia la herida.
Y ahí es donde entendemos que este proyecto no es solo musical. Es conceptual. Es una experiencia. Un viaje. Por eso no sorprende que sus presentaciones en vivo —en Madrid, Granada y Barcelona— no sean simples conciertos, sino encuentros íntimos donde la música se mezcla con la poesía, la palabra con la presencia, la artista con su público. Violeta no quiere cantar para multitudes; quiere compartir con personas. Y lo está logrando.
Un futuro que ya late en el presente
Violeta Hódar también ha sido confirmada en el cartel del Share Festival 2025, un reconocimiento más que merecido que demuestra que su arte no es solo de nicho: es de verdad. Su presencia en festivales, sin perder su esencia intimista, habla de una artista que puede crecer sin dejar de ser ella.
Pero más allá de los festivales, de los trending topics o de las cifras —que inevitablemente llegarán—, lo importante es lo que ya está sembrando: una comunidad que no la sigue solo por su música, sino por lo que representa. Por su manera de habitar el arte sin máscaras, sin prisa, con respeto por cada palabra que canta.
En un panorama musical a menudo saturado de ruido, Violeta Hódar es una pausa. Un respiro. Una artista que se atreve a cantar lo que otros solo se atreven a sentir. “II. Contigo” es su forma de decirnos: “esto también soy yo”. Y nosotros, al escucharla, entendemos un poco más de lo que somos.
En tiempos de producción masiva y mensajes prefabricados, Violeta Hódar apuesta por la pausa, por la vulnerabilidad y por el silencio bien colocado. Su forma de componer y cantar no busca impacto inmediato, sino resonancia duradera. “II. Contigo” no solo confirma su sensibilidad artística, sino también su compromiso con una música que nace de dentro y permanece. Porque, como demuestra una vez más, hay belleza en lo frágil, y hay canciones que no solo se escuchan: se quedan.