Fotografías de Mónica Rebollo. Entrevista de Ángela Zamora.
Violeta no canta canciones: construye universos. En su álbum debut, inspirado en La Traviata, se sumerge en la tragedia, la intensidad emocional y el amor sin condiciones para firmar una ópera pop única, valiente y profundamente personal. “He volcado todo lo que soy”, dice con serenidad, consciente de que este trabajo no es solo un disco, sino un acto de entrega total. Periodista, amante de la ópera desde niña e hija de una familia donde el arte se respiraba en casa, Violeta no distingue entre su yo artista y su yo persona: vive mientras crea, y crea mientras vive.
Su voz transita entre la culpa, el deseo y la libertad, sin etiquetas, sin género, sin concesiones. No busca ser activista ni referente, simplemente es. Y en esa autenticidad encuentra una fuerza arrolladora. Se declara intensa, emocional, feroz, y no lo esconde: “Si el precio de la vida es el dolor, lo pago. No quiero morir sin haber vivido”. Con cada verso, con cada nota, nos recuerda que hay belleza en las heridas, verdad en el caos, y que la música, cuando nace desde dentro, no necesita explicación.
¿Qué tal estás? ¿Cómo te encuentras estos días de promo?
Pues muy bien. Tenía muchas ganas de compartir ya el álbum, por fin. Ha sido un proceso largo en el que he estado muy volcada, y ya tenía muchas ganas de que no fuera solo mío, sino de todo el mundo. Poder hablar de él, que lo escuchen... Estoy con muchas ganas, la verdad.
Hace un año que te entrevisté. ¿Dirías que en este tiempo has cambiado más como persona o como artista?
Como artista, 100%. Como persona, sigo siendo la misma. He aprendido muchas cosas, ha sido un año muy intenso de aprendizaje y eso me ha hecho crecer, pero mi esencia sigue siendo la misma. Lo que me define como persona nunca va a cambiar, aunque aprenda y evolucione.
¿Sentiste que era el destino lo que te esperaba? Porque no es fácil debutar con una ópera reinterpretada…
Sí, siento que tenía que ser así, por eso lo hice. Desde el principio sabía que quería hacer algo conceptual, coherente conmigo misma. Tuve una especie de epifanía una noche. Era una historia que siempre me ha acompañado, pero no la veía porque estaba demasiado cerca. Desde ese momento supe que tenía que ser así.
¿Qué canción le recomendarías a alguien para adentrarse en tu universo artístico?
Qué buena pregunta. Le recomendaría Corazón Mande. Es la primera canción del disco, empieza hablándole al oyente y le dice: “te voy a contar una historia real, vente conmigo”. Tiene una letra muy bonita, es de mis favoritas. Creo que es una buena puerta de entrada al disco.
¿Te ha dado vértigo lanzar este trabajo?
Sí, ha habido vértigo. Ha sido un proceso muy introspectivo, muy interno. De repente compartirlo con el mundo era dejar de tenerlo solo para mí. Tenía muchas ganas, pero también miedo. Es como una dualidad. Aun así, creo que es una emoción bonita. La música no se completa hasta que alguien la escucha. En el estudio lo viví mucho, lloré, me emocioné... pero lo bonito es cuando alguien más lo hace suyo.
¿Qué parte de ti está presente en este disco? ¿La niña que escuchaba ópera o la mujer que eres hoy?
Todas. Este trabajo es una carta de presentación artística y personal. Yo no distingo entre mi yo artista y mi yo persona. Creo mientras vivo y vivo mientras creo. En este álbum he podido ser yo, con todas mis referencias, amores y pasiones. Es una mezcla de todo lo que soy.
La protagonista de esta ópera muere por amor. ¿Tú por qué estarías dispuesta a morir siendo artista?
Creo que en la vida hay muchas muertes simbólicas. Cada etapa que dejamos atrás es una muerte. Fui periodista, ahora soy cantante. Pero ninguna parte de ti muere del todo, todo forma parte de lo que eres. Vivir es un acto de fe, y para vivir hay que estar dispuesto a morir.
VIOLETA - II. ME PELEA (Video Oficial)
En este disco hablas de culpa, deseo, caída... ¿Cuál fue la emoción más difícil de plasmar?
Para mí era importante hablar de emociones universales. Aunque esté inspirado en La Traviata, quería que cualquiera pudiera conectar con él. El amor del que hablo puede ser romántico, pero también por tu familia, amigos o profesión. No hablaba desde el “me hiciste esto”, sino desde el “qué sentí cuando pasó esto”. Todas las canciones me emocionaron en algún punto. No hubo una emoción que me costara especialmente. Las he transitado todas alguna vez.
En la obertura, concretamente en los créditos, mencionas a tu padre. ¿Qué papel juega tu familia en tu carrera?
Todo. No podría haber hecho este álbum sin la forma en que mis padres me enseñaron a ver el arte. Desde pequeña me inculcaron amor por la música y por la ópera. En la obertura está presente mi padre, le pedí que me ayudara a escribirla. Mi madre también participó, más desde lo sentimental. Ellos son parte de lo que soy.
¿Qué tiene la tragedia que te atrae más que la euforia?
La tragedia lo tiene todo. En ella hay euforia, igual que la vida está en la muerte y el amor en el dolor. Me gusta esa dualidad, creo que no se puede sentir una cosa sin la otra. Conjugar esas emociones es parte de lo que me mueve.
Las letras están llenas de fuego, palmas, cristales…Pero ¿qué imagen te viene cuando piensas en tu disco?
La portada. Un teatro, una luz dramática, presencia.
¿Qué fue primero: la historia o los géneros musicales que mezclas —pop, electrónica, bolero…?
Primero fue la historia. Hice casi un TFG sobre La Traviata, anoté lo que quería que se reflejara en el disco y sobre eso construí todo. Me fui al campo para crear, quería estar presente, sin interrupciones. Me organicé con una pizarra, escribí temas como “amor puro”, “culpa”, “odio”, y desde esas emociones fui componiendo. Los géneros surgieron de forma natural, sin referencias impuestas.
Te lo digo sinceramente, suena como el disco de una artista consolidada. Podría ser tu décimo disco…
¡Ojalá! La verdad es que ha sido un trabajo muy exigente. La gente no se imagina lo mucho que he trabajado en esto. He dado todo. No entiendo de fines de semana, todos los días trabajo igual. Ensayos, producción… Para mí lo importante es hacer las cosas lo mejor que pueda. Y si eso requiere 16 horas diarias, lo haré. Porque es mi oportunidad.
Tus letras son muy intensas y están cargadas de verdad. ¿Dirías que eso es tu delicia o tu cruz?
Ambas. Ser intensa se sufre, pero también se disfruta. No cambiaría mi forma de vivir por nada. En Corazón Mande digo: “si el precio a pagar es mi dolor, que muera yo”. Esa soy yo. El sufrimiento también forma parte de lo bonito de vivir.
Hay partes en inglés en algunas canciones y sé que también te gusta el francés y el italiano. ¿Te ves cantando en otros idiomas próximamente?
Me encantaría. Soy muy fan de los idiomas. Me encanta el portugués también. Escucho mucha música en francés, algo en italiano también, sobre todo lo clásico. Y obviamente también la escucho en inglés. Los idiomas te llevan a sonoridades distintas y me apetece mucho explorar eso.
El disco no tiene un solo género, pero tu identidad está presente. ¿Cómo vives el hecho de ser bisexual y que muchas veces eso implique ser referente?
Yo no me considero activista ni referente. Soy lo que soy. Si eso conlleva visibilidad, bien. No hago mi arte con la intención de representar a nadie, simplemente soy yo. Hablo del amor universal y no hay género en mis letras porque así lo siento. Mi existencia conlleva visibilidad, pero no lo hago desde la pretensión. A quien le guste, bien. A quien no, lo siento, pero no voy a cambiar.
Hablando de tu gira… ¿Qué hay en el directo que no hay en el disco?
Para mí es importante que quien venga se lleve una experiencia distinta. No voy a cantar las canciones sin más. Estoy preparando un show pensado para el directo. Quiero ofrecer algo especial, que emocione. La dinámica será variada porque las canciones son muy distintas entre sí. Me apetece muchísimo subirme al escenario.
También formas parte del Share Festival. ¿Prefieres festivales o tu propia gira?
Son dos cosas diferentes. En festivales hay gente que no me conoce, por lo tanto, el planteamiento es distinto. En mi gira, el público ya ha conectado con mi universo. En festivales, hay que captar la atención desde otro lugar. Me encantan ambos formatos, pero tengo muchas ganas de vivir mi propia gira.
Para cerrar: ¿hacia dónde va Violeta en 2025?
A crecer. Quiero seguir aprendiendo, experimentando. Tengo mucha hambre creativa. Aunque acabo de terminar el álbum, ya quiero seguir creando. Este proceso me ha hecho conocerme mucho más como artista y me ha dejado con ganas de más.