LXIII
Fluctúa la mar en precipicio
y el río va y emerge en su destino.
Se pierde entre la cresta de las olas
y se remueve molino y torbellino.
El río susurrante se desliza,
perdió su libertad y su camino.
Sus hijos, sacrificio del destino,
son víctimas del mar y el desatino.
……………………...
Estuve así…, pensando,
una tarde completa.
Pensando sola en brumas.
No había nada en mi mente,
sólo una espesa niebla,
irritada de celos,
de dolor y de quejas.
Hoy sienten mis instintos
tu cándida aspereza
y los celos me matan
y la dicha me entrega.
LXIV
Quisiera ver la bruma
amarillenta
del cielo triste azul
y transparente.
La bruma que cobija
la aspereza
de la noche hipnótica
y paciente.
Quisiera ver la bruma
transparente
que envuelve los espectros
del mañana
y vivir con ellos
y decirles
que el alba y la esperanza
son hermanas.
LXV
Quisiera que el manto negro
cayera sobre mí.
Soledad de negra espera.
Una sombra pálida,
oscura, errática y quieta.
Soledad de noche atormentada,
rumor de un corazón
que duerme y muere.
Quiero morir,
le pido a Dios llorando,
pero pienso en mi amor
y el llanto cesa
porque el infierno es rojo
y triste y contigo, pasión,
nada es pecado.
Ceso porque me quedas tu
en el alma, y sin ti,
y sin tu amor,
ni el cielo es ansia.
LXVI
Yo sé que soy mudable,
altanera, vana y presuntuosa,
orgullosa e hipócrita indomable.
Yo sé que soy capaz
de la vida arrancarme
antes de suplicarte
y dejar que el viento la dilate,
y la vuelva y la estrelle
y la humille y la mate.
Yo soy capaz de todo,
de odiarte y entregarme
pero abrigo en mi pecho
lo que brioso en mi late.
Tengo, aquí, un corazón,
que se postra a adorarte.
LXVII
Mi pluma está cansada,
falta a mi alma el aliento
de la paz deseada,
sólo tengo el recuerdo
de un cielo azul y malva.
No sé mirar la Luna
ni la blancura intacta
del cenit laureado
que el crepúsculo encresta.
Me falta la añoranza
y me sobra la farsa.
Yo soy el esperpento
de una sombra malvada,
la estirpe de Caín
que errante va marcada.
Yo soy del negro sayo
quien hiere la esperanza
que bate como roca
el alma del que ama.
¡Amor, no me abandones,
que mi alma está cansada!.
¡Clávame tu cuchillo!.
¡Deja que muera en calma!.
LXVII
Hay un rebelde sino
que marca nuestras vidas,
que aleja nuestros sueños
y enfría nuestra dicha.
En dulce mañana
el destino es presa
en reja mancillada.
Tétrico ocaso rojo
que incendia blanco el aura.
Si el destino ya existe,
¿soy culpable de mi alma?.
LXIX
Como una breve sombra
pasé junto a tu lado,
mi espíritu era llama
de un mundo idealizado.
¿Soy esencia o soy forma?.
Soy vaho eterno y magno.
LXX
Cuando estoy contigo
yo me siento viva
pues mi sangre hierve
y se precipita.
Cuando estoy contigo
todo es diferente,
soy la dulce amante
de pasión ferviente.
Todo es tan distinto
cuando estoy contigo
que mis labios besan
hasta tu respiro.
Cuando estoy contigo,
aún sin tu presencia,
tú vas en mis labios
porque tú los sellas.
Cuando esté contigo,
aunque separados,
tu iras en mi pecho…
sobre mi regazo.
LXXI
Entreabiertos los labios
con un hilo de pasión
se entrecruzan
nuestros cuerpos
y un aliento arrollador.
Entreabierto el cuerpo
del amor mundano
tu pecho y mi pecho
en llamas dan pasos.
Tus brazos viriles
rodean mi cuerpo
y tus suaves manos
tocan mi cabello.
Entreabierta el alma
de amor verdadero
pierdo la medida,
la noción del miedo.
Pierdo los pecados
del pecado infecto
que purgara Eva
con el hombre entero.
Pierdo mis pecados,
pierdo todo miedo
porque con tus besos…
reina soy del cielo.
LXXII
Hay amaneceres desmedidos
del alba que transciende del poeta,
silueta de fanáticos vestigios,
clamores de un inmenso mar en cresta.
Crespúsculos de mar en estallido,
prosélito destierro entre tinieblas.
LXXIV
(DEDICADA A ALFONSINA STORNI)
¡Libertad!.
Soy libre como el ave,
como tú, que donaste
tu dulce esencia al mar,
como mujer que sueña,
contradice y declara
la guerra a lo fugaz.
Soy como tú,
liberta y vanidosa,
orgullosa mujer
que ama el amar.
Mujer que rompe
con las burdas reglas
de lo preestablecido
y lo fugaz.
Yo sólo quiero ser libre,
liberta, amada, protegida
y algo más.
Yo sólo quiero ver
a mi alma libre,
gozando del amor
que tú le das.